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Análisis

Minecraft Dungeons

Minecraft expande su universo con un dungeon crawler que se siente como una oportunidad desaprovechada.

Minecraft Dungeons

Desde que el mundo es mundo y existen los videojuegos, cientos de propuestas a lo largo del tiempo se han basado en el concepto que Blizzard popularizara en 1996 con Diablo. Ahora, en 2020, y tomando como base dicha fórmula llega Minecraft Dungeons, el primer videojuego publicado bajo el sello de Mojang Studios. Un hack and slash de vista isométrica donde predominan los monstruos y el reluciente botín, pero ambientado en el hermoso y cúbico mundo de Minecraft

Imaginá recoger materiales del suelo, cortar árboles, conseguir bloques de diferentes materiales para llevarlos a una aldea que oficia como base de operaciones y crear allí nuevas armas, armaduras y poderosos artefactos con los que derrotar a hordas de zombies, arañas, esqueletos y a los temibles Endermen. Imaginá que Minecraft Dungeons te permite poner en práctica todo ese conocimiento y experiencia adquirida, proveniente de cientos de horas de juego dedicados a su antecesor, todo para salvar al mundo de una fuerza extremadamente aterradora, mucho más poderosa que el propio Wither. El caso es que tendrás que seguir imaginando—Minecraft Dungeon no tiene nada de eso. Pero ojo, no te apresures a conjeturar nada hasta terminar de leer el análisis: hay cosas buenas que destacar de esta propuesta. Paciencia. Y como dice el bueno de Jack, vayamos por partes.

Minecraft Dungeons se presenta como una extensión natural del universo de Minecraft de una manera que solo Mojang podría haber logrado, puesto que entiende su IP mejor que nadie: los creepers explotan cuando nos tienen a su alcance, los animales arrojan carne que restaura salud, las piscinas de lava burbujean amenazantes y el mapa de la campaña combina vistas familiares con nuevos entornos que expanden el universo vóxel que tanto conocemos. Para los fanáticos de Minecraft, el recorrido de Dungeons a través de las muchas biosferas y de paisajes icónicos de la franquicia será una delicia. Sin embargo, para quien busque algo más, bueno, puede que la propuesta le resulte limitada.

La historia de Minecraft Dungeons es bastante simple y presenta un agradable toque de humor que en más de una ocasión dibujó una sonrisa en mi rostro. Todo comienza cuando un aldeano se vuelve malvado y desata un ejército de pesadillescas criaturas en el mundo. Sin mucho más preámbulo ni vueltas de tuerca de por medio, nos ponemos en los cúbicos zapatos de un héroe que, sin ninguna razón aparente, decide visitar cada una de las 10 áreas que componen el juego, con el fin de detener los malévolos planes del “Maldeano”. El juego nos permite configurar a nuestro personaje, pudiendo elegir entre varias skins disponibles y poco más. Aquí no existen las clases ni nada que diferencie a un héroe de otro, más allá de los ítems con que lo vayamos equipando. En lo personal, me hubiera gustado que existiera algún elemento distintivo, pero también entiendo que el juego busca, de algún modo, ser consecuente con el universo en el que se inspira. 

Los niveles varían considerablemente entre misión y misión. En nuestra búsqueda visitaremos un pantano, un desierto, un par de minas, un antiguo templo oculto y algunas cuevas. En vista de los expresado, no es que vayamos explorando mazmorras en el más puro sentido de la palabra, sino más bien diversos entornos, con un diseño de niveles similar al que podría presentar cualquier calabozo que hayamos visto en Diablo. En cuanto a los objetivos de cada nivel, no son para nada rebuscados y en su mayoría consisten en ir del punto A al B matando a cuanto monstruo se nos cruce por el camino, ya sea para liberar a un grupo de aldeanos o encontrar una llave que nos permita seguir avanzando. 

Esto tiene su lado positivo en el hecho de que sabemos a lo que vamos, sin vueltas ni miramientos, y todo se desarrolla con un ritmo de juego rápido y fluido. Lo negativo, por decirlo de algún modo, es que la campaña se termina en un abrir y cerrar de ojos: tan solo cinco o seis horas de juego bastan para terminarlo. Claro está que la longevidad del título se puede extender desbloqueando niveles de dificultad extra, re-visitando zonas para encontrar algún que otro secreto que se nos haya escapado, o jugando con amigos. No obstante, y a diferencia de otros títulos de esta naturaleza, el loop del juego, sumado a la falta de variedad de enemigos, hace que Minecraft Dungeons caiga en un inevitable espiral de repetitividad más pronto que tarde.

Siendo sincero, pasé la primera hora sonriendo como un niño que visita por primera vez un parque de diversiones, puesto que en ese tiempo me dediqué a experimentar con las armas, armaduras y artefactos que iba encontrando por los niveles. Lamentablemente, pronto me di cuenta de que lo que estaba viendo en esos primeros 60 minutos era todo lo que vería en Dungeons: no hay decisiones que tomar, ni una historia a la que aferrarse, ni NPC’s por los que preocuparse. Tuve un atisbo de esperanza en que hubiera algún tipo de mecánica que me permitiera mejorar la “aldea” que oficia como base de operaciones entre las misiones, pero nada. Tan solo hay un comerciante y un herrero a los que les podemos comprar cofres con objetos aleatorios a cambio de gemas y ya. Eso es todo lo que se puede hacer. Apostar las esmeraldas adquiridas durante la aventura, rezando porque toque algún ítem especial, puesto que no se puede comprar nada, ni siquiera flechas o pociones, lo cual es una pena.

Sí, yo sé que se estarán preguntando “¿y las cosas buenas que tiene el videojuego cuáles son?”. En primer lugar, está el sistema de progresión de personaje, el cual hace uso de un concepto que podría definir como novedoso. En la medida que matemos esqueletos, zombies y cualquier otra criatura que nos encontremos deambulando por el mapa, ganaremos puntos de experiencia que nos harán subir de nivel. Hasta acá, es similar a cualquier otro hack and slash. Sin embargo, la diferencia que plantea Minecraft Dungeons está en que, en vez de obtener mejoras en determinadas estadísticas como fuerza, destreza o constitución, se nos otorgará un punto de encantamiento. Estos pueden ser usados para desbloquear diversas mejoras en las armas cuerpo a cuerpo, arcos y armaduras, dotando al juego de cierta diversidad a la hora de construir a nuestro personaje. No obstante, dicha diversidad no hace tanta diferencia cuando hay más de un jugador en la partida, debido a que, como dijera anteriormente, no existe un sistema de clases.  Ésto provoca que lo más importante termine siendo equiparnos con ítems de mayor nivel.

Otra de las virtudes de la producción de Mojang Studios son las batallas contra los jefes de nivel. En determinadas misiones tendremos que medirnos con grandes enemigos que ocupan la mitad de la pantalla, los cuales generan monstruos y a su vez nos arrojan magias o proyectiles. Si bien no son batallas especialmente complicadas, al menos en el nivel de dificultad base, confiarnos puede pasarnos factura ya que estas criaturas causan una cantidad de daño considerable. En este punto hay que tener en cuenta dos factores que pueden cambiar el curso de la batalla. En primer lugar, disponemos de una poción de salud. Este ítem nos repone toda la salud, aunque tiene un tiempo de reutilización bastante largo, por lo que siempre eché mano a dicho recurso cuando el riesgo de morir era elevado. En segundo lugar, el arma a distancia. Ésta nos permite atacar de lejos, pero—sí, hay un pero—si por casualidad nos quedamos sin munición, estaremos obligados a acercarnos para golpear y ahí les deseo buena suerte: la mayoría de los jefes pueden aplastarnos en cuestión de segundos. También disponemos de una voltereta al mejor estilo Dark Souls, la cual permite evitar ataques, aunque tiene un cooldown que limita su uso.

En definitiva, y haciendo un balance bastante minucioso en función de lo escrito, Minecraft Dungeons me ha dejado sensaciones encontradas.  No es que sea malo, porque realmente no lo es. Disfruté mucho de lo que jugué, de los combates contra los jefes y de jugar con otros usuarios en modo online. Hay destellos de buenas ideas por todas partes, que brillan como una luciérnaga en una noche de verano. Sin embargo, también tengo un dejo de decepción, porque creo que lo que ofrece no es suficiente. O al menos no por ahora. Al fin y al cabo, Minecraft Dungeons es agradable en pequeñas dosis, ideal para echarse unas risas con los amigos en una despreocupada tarde de sábado. Como dije, tiene un gran potencial, por lo que tal vez dentro de un año estemos ante un juego muy diferente. Pero, al momento de redactar estas líneas no puedo evitar esa sensación de que esta es una oportunidad algo desperdiciada, de que se podría haber aprovechado mucho más el título en el que se inspira, por decirlo de algún modo.

Para terminar, solo resta mencionar que gráficamente el juego mantiene la esencia del sandbox intacta, con un apartado gráfico de estilo vóxel muy colorido. Lo que realmente se echa de menos es poder destruir o modificar los escenarios, aunque sea un poco. De haberse incluido mecánicas de resolución de puzzles que necesitaran de manipular el entorno, u otra que permitiera minar bloques para obtener recursos con los que mejorar nuestras armas y armaduras, el gameplay se hubiera visto enriquecido. Algo que no puedo dejar de mencionar es que el diseño de niveles es básico y que estos no están generados de forma procedural, por lo que siempre son iguales. Eso sí, debo reconocer que los mapas son bastante grandes, pero están llenos de callejones sin salida que no contienen nada, ni enemigos ni un triste cofre con esmeraldas. 

Minecraft Dungeons me había generado muchas expectativas y tenía muchos deseos de ver como Mojang adaptaba todas las bondades de su sandbox al mundo del hack and slash. Las ideas están y el potencial es grande, pero lamentablemente se queda a medias tintas, reduciendo a Minecraft a su mínima expresión. Quiero dejar en claro que no es un mal juego en sí, puesto que ofrece diversión en pequeñas dosis. Sin embargo, no es una experiencia que se diferencie de otras tantas propuestas del género, siendo el mayor incentivo para jugarlo el que esté incluido en el Game Pass.

por Franco Borgogna