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Silent Hill 3 quiere salvar tu cuerpo (no tu alma)

Silent Hill 3 quiere salvar tu cuerpo (no tu alma)

Este artículo no tiene como intención decirle a nadie en qué y en qué no debe creer, o si en general uno debería o no creer en un orden supernatural en general. Parte tanto del agnosticismo como de la tolerancia y sus críticas no buscan hacer un juicio de valor sobre la creencia ajena, sino sólo sobre los actos que algunos creyentes se creen en derecho de hacer, sobre todo, al prójimo.

A su vez, va a hablar sobre violencia, principalmente, de índole sexual y misógina. Se va a discutir el aborto y la violación, temas esenciales tanto al juego en cuestión, a Silent Hill en general, y también a la discusión sobre las actitudes morales de ciertas religiones, en específico, cristianas.

Sepan disculpar. Han sido avisados.

Introducción – Una gran decisión narrativa

Empecemos in media res, ¿les va? Es verano a la tarde. Estás en la cueva que es tu cuarto. Terminando Silent Hill 3 (2003), en la parte de la Iglesia, el escenario final. Luego de confrontar a Claudia, entrás por un pasillo a otra habitación que resulta ser un confesionario de la Orden. Inicia una cinemática en la que Heather empieza a escuchar a una mujer sollozante hacer lo que uno hace en un confesionario: confesar, exponer la pena y el crimen que daña su corazón, buscar refugio y absolución. En su caso, haber matado a una joven. Y el juego te pregunta: ¿qué hacemos, la perdonamos, o hacemos silencio? Y uno, además de gamer, siendo una persona que se considera buena y controlando un personaje —Heather— que uno encasillaría como bueno, dice: “Está bien, te perdono.” Porque, total, parece arrepentida, con pena, qué se yo. Y continuas con el juego, total, esta parte dura poco. Y luego investigás un poco. . .

. . . Y no. Para empezar, es algo que Heather no haría. Primero, porque Heather —al igual que Harry antes, y luego Henry— como personaje sigue una lógica de lidiar con las cosas sobrenaturales que suceden a su alrededor porque no le queda otra. Es más, su motivación para lidiar con la Orden no es una diferencia en interpretaciones teológicas sino venganza: mataron a su padre. Y segundo, esto es una mala decisión. Literalmente. Te suma puntos para sacar el final malo, en el cual Heather está poseída por las fuerzas del Otro-Mundo y mata a Douglas —probablemente dando paso al Fin de los Tiempos. Este acto de consuelo da inicio al fin del mundo.

Esta es la gran decisión narrativa del juego en mi opinión, una que va de la mano con uno de sus diálogos más conocidos: “They look like monsters to you?”. (N. del E: “¿Se ven cómo monstruos para vos?”.) 

Silent Hill 3 es la tercera entrega de la saga pero es una secuela directa del primer SH (1999), donde Harry Mason se pelea con un culto religioso para recuperar a su hija adoptiva. El tópico de la Orden es también importante en The Room (2004), y si bien no lo es en Silent Hill 2 (2001), sí lo es la Redención y la corrupción de una persona.  La saga, al menos bajo la tutela del Team Silent, era —entre otros temas, sí, ya vamos a ver— sobre la religión organizada como institución y cómo esta decide intervenir en los asuntos ajenos, principalmente la religión organizada como Iglesia. Así que, hablemos sobre filosofía política de la religión.

¿Qué es una Iglesia?

En este artículo usaremos el ángulo moderno sobre cuál debe ser el estatuto de la religión. Principalmente de la mano de autores religiosos liberales que no estaban en contra de la religión. De hecho, cuando hablaban de tolerancia religiosa referían a tolerancia entre denominaciones cristianas; judíos, paganos o ateos eran generalmente excluidos.  Sin embargo, sí buscaban reducir el poder eclesiástico al definir un concepto particular de iglesia.

“Me parece a mí que una Iglesia es una asociación libre de hombres, unidos con el objetivo de rendir públicamente culto a Dios del modo que ellos creen que le es aceptable para la salvación de sus almas.” (Locke, 2014, p.36). Esta es la definición de John Locke, padre del liberalismo, de lo que es una iglesia: se reunieron libremente estas personas para hacer las cosas que creen que a Dios le gustarían. Nosotros probablemente diríamos lo mismo para toda religión en general. Uno cumple con las doctrinas prácticas y teóricas que uno cree. Según Locke, toda religión debe y tiende a tener doctrinas que establecen una normativa que sus miembros deben obedecer (si no, no sería una asociación; un reglamento debe tener). Pero separada de lo público: a la política no le interesa la religión o hacer creer una religión porque su ámbito es el terrenal. 

El Estado es “una sociedad de hombres constituida únicamente para preservar sus bienes civiles […] la vida, la libertad, la salud corporal, el estar libres de dolor y la posesión de cosas externas.” (Locke, 2014, p.34). Son, entonces, órdenes separados. Uno se preocupa por tu carne y el otro por tu alma, y donde el segundo dictamina cosas que el primero proscribe, ahí está el límite, el punto de tensión. Esto toma en cuenta una caracterización del conocimiento divino según el propio Locke: no innato, no racional, no empírico; deducible, pero no mucho más.

Si no, podría considerarse a Kant, para quien las religiones e Iglesias son fenómenos eminentemente morales. El ser humano posee disposiciones hacia el bien que son acompañadas por propensiones hacia el mal; esto es, por un lado, capacidades innatas hacia el bien propio y ajeno que deben ser cultivadas; y por el otro, las posibilidades de desobedecer esta bondad (Kant, 1981, p.35-39). Estas disposiciones y propensiones deben ser acompañadas con el acto, con acciones que respondan a lo que demandan sus valores, pero como el humano es falible y no está a la altura de lo que su conciencia moral demanda, su razón concibe un medio útil para su deber: la religión moral, que le demanda su obediencia a la disposición del bien y pueda hacerse digno de lo que su conciencia juzga. Para Kant, la única religión que imita esta religión moral —una casualidad— es el cristianismo, que  “constituye la representación visible (el esquema) de un reino invisible de Dios sobre la Tierra” (ibídem; 134). Para él había un “estado de naturaleza ético”, en el que todos los humanos se creen jueces de lo que es moral o no —siendo lo “natural” un sinónimo de “ley de la selva”, y en el proceso, corrían el riesgo de corromperse moralmente. De ahí, que tuviesen que unirse las personas en comunidades éticas: ya no todos juzgando la moralidad de sus actos individualmente, sino siguiendo un reglamento colectivo, reglamento que debe “elevarse” hasta Dios. Estas normas éticas no surgieron por acuerdo, sino que son las normas por las que nos juzga un orden superior (por eso debes seguirlas). (ibídem; 97-100). Y esta comunidad ética es una Iglesia, que trata de imitar la idea de moralidad del reino de Dios.

Bien, consideremos bajo esta luz a la Orden. La pregunta audaz, de una índole meramente especulativa, es si una iglesia como la Orden podría existir. Una iglesia a la que uno, en principio, no estaría en contra: si yo les digo ahora que hay una Iglesia cuyas ideas son una mezcla de cristianismo y creencias aborígenes, ustedes no parpadearían. Dentro del universo del juego, es fruto del sincretismo (mezcla de culturas y creencias distintas en una cosa nueva y mixta, por así decirse) que se dio entre creencias cristianas de los europeos colonizadores y los remanentes de cultura aborigen; inspirándose en King –Cementerio de animales (1983), en este caso— el lago Toluca era un lugar sacro, la “Tierra de los espíritus silenciosos”, y si bien la población local fue diezmada, la presencia sobrenatural permaneció y los colonos interpretaron esta presencia bajo su propia luz. El propio Team Silent reconoce la mezcla que ellos hicieron: de tropos y estética cristiana, nombres aztecas, y hay un gran videoensayo sobre la inspiración shintoista de la saga en general, realizado por AesirAesthethics1

Acá las propias palabras de Kant son bastante precisas: se encontraron los colonos con una evidencia de un reino sobrenatural, y montaron una Iglesia que la “representara”. Que todos los maestros de la Orden terminaran exterminadospor las manifestaciones que trajeron al plano terrenal debería dar el indicio de que sus interpretaciones fueron, por lo mínimo, audaces. Y respecto al reino de la moralidad…

Santo Terror

Importa considerar entonces, ignorando esa pregunta especulativa del previo párrafo, que la Orden son los villanos de la trama.

Spinoza antecede a todos los modernos con su tesis de la religión natural como sinónimo de moralidad general, pero su postura era bastante más agresiva, si se quiere. Consideraba la religión como el máximo medio para forzar la obediencia de las masas, que podían ser llevadas al matadero (o a servir de matarife si se quiere) cuando se atacaba a sus miedos más irracionales y sus prejuicios más profundos (Spinoza, 1986,  61-2). De ahí que tuviera que operar dando explicaciones “curiosas” de los fenómenos no comprendidos (llamados también “milagros”, algo que para Spinoza es un sinsentido inherente (ibídem, 173-4)) y operando con las supersticiones y necesidades emocionales ajenas para proveer interpretaciones y revelaciones de esos fenómenos que casualmente terminan siendo conveniente para vos. El ceremonial religioso se vuelve entonces una decoración que fortifica la monarquía u otros tipos de gobierno autoritario: “El gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés consisten en mantener engañados a los hombres y en disfrazar, bajo el especioso nombre de religión, el miedo con el que se los quiere controlar”. ( ibídem, 64). Así se justifica el sufrimiento del prójimo que una religión del “bien” lógicamente no podría avalar.

Rousseau sirve a nuestras consideraciones también. Su argumentación de los fundamentos racionales de la religión natural de la moral no son particularmente convincentes, pero si su crítica a la lógica de la condena: ¿en qué orden moral de un Dios supuestamente bueno y que ama la humanidad entra en consideración el infierno para quienes ignoran su culto? “¿Qué han hecho las mujeres de esa parte del mundo para que ningún misionero pueda predicarles la fe? ¿Irán al infierno por haber sido recluidas?” (Rousseau, 1990, p. 412). Esa tira en Emilio, y cobra bastante más peso con lo que dice Del Contrato Social: “Los que distinguen la intolerancia civil y la intolerancia teológica se equivocan en mi opinión […] Es imposible vivir en paz con gentes a las que se cree condenadas; amarlas sería odiar al Dios que las castiga; es absolutamente necesario convertirlas o atormentarlas”.  (Rousseau, 1980, p.; 140). Si el terrenal es el reino inferior y casual que da paso a uno superior y eterno, en el cual tus enemigos necesariamente van a ser castigados en esa eternidad mientras que quienes comparten tu dogma van a ser felices por la eternidad, ¿no sería conveniente hacerlos sufrir en este reino para que acepten en su corazón, no importa el medio, la verdad que los salvaría del sufrimiento eterno?

Y la verdad, hablar de críticas al comportamiento institucional religioso y su moralidad dudosa desde la filosofía y no hablar de Nietzsche, es un poco dar el recital del reencuentro y no tocar el hit. La de la moralidad del pueblo de esclavos y la venganza hebrea contra Occidente no la voy a nombrar porque, digamos, no envejeció bien; pero importa considerar el castigo punitivo para formar una “conciencia moral” —te vamos a hacer bueno, a las patadas. “¿Cómo se le puede hacer al animal humano una memoria? […] Nunca se podría prescindir de la sangre, el martirio y el sacrificio cuando el hombre consideraba necesario hacerse una memoria.” (2005, p. 79-80). Y sólo para tomar lo útil y no quedarse con lo que no envejeció bien, la analogía de las aves rapaces y los corderos (ibídem, p. 59-60) da a entender que Kant o la opinión general respecto a la moralidad puede ser un asunto subjetivo, no objetivo. Una iglesia puede querer considerarse un reflejo de la legislación moral que rige a su universo, sí, pero no tiene cómo probarlo, menos que menos para los que “no la ven”. Y ya que estamos con la transvaloración: hablemos de feminismo y patriarcado.

(Confesión de autor: personalmente, no me siento cómodo hablando de esto porque soy un hombre: hay muchos ensayos y escritos sobre las ideas feministas del Silent Hill 3 (yo recomiendo los de Tangomushi y eurothug400, adjunto al fondo 2). Trato de ser lo menos “machito” en lo posible y creo que de la causa del feminismo no me corresponde ni hablar —el último presidente pejotista ya hizo mucho daño en esto. Tengo, igualmente, que considerar este aspecto a la hora de hablar de este juego porque es parte principal de la discusión.)

La trama del Silent Hill 3 es literalmente la historia de una chica adolescente a la que una Iglesia quiere forzar a dar a luz. El final bueno consiste en que toma misoprostol mágico y vomita el feto. Heather es una figura análoga a la Virgen María, pero en vez de dar a luz, decide exterminarlo. 

“No es sorprendente […] que los hombres nos reconozcan solo cuando tenemos añadido un falo, durante el coito o cuando estamos embarazadas. Entonces somos para ellos mujeres reales. […] La verificación de esta patología masculina […] echa luz sobre la lucha por el derecho al aborto. En una sociedad en [la] que el único valor reconocible es el valor fálico, es impensable que una mujer elija “estar vacía” […] El útero es dignificado solo cuando es repositorio de bienes divinos […] Abortar un feto, en términos masculinistas, es cometer un acto de violencia contra el falo mismo.” (Dworkin, 1976, p. 49-50). 

No hay un hombre en todo el juego que no haya expresado deseo o intención de hacerle daño a Heather. Ni su padre, quien se preguntó una vez si no sería mejor abandonarla dada su condición de posible madre del anticristo. Stanley Coleman la acosa como espectro tanto como el fantasma del subte, Vincent la manipula, Douglas amaga a dispararla. Importante en estas consideraciones es la historia trágica y brutal de personajes como como Angela Orozco y Mary Sunderland en Silent Hill 2 o Eileen Galvin y Cynthia Velasquez en Silent Hill 4. El cuerpo de Heather es brutalizado ad infinitum: el juego te puede mostrar una cinemática en la que Valtiel carga con su cadáver para revivirla luego de que la matan.  Hay una explicación dentro del juego respecto a este detalley es que no la van a dejar descansar hasta que no dé a luz a Dios. En la escritura de Dworkin, el ginocidio, la violencia ilimitada y violadora-asesina contra la mujer, existe para reafirmar el estatuto de negativo que el patriarcado les impuso (ibídem; p. 26), de la cual la Iglesia es una estructura cómplice a destruir.

Y la Orden es todo esto y más. Si hace poco se hizo público el genocidio de niños indígenas en orfanatos cristianos (de varias denominaciones) en Canadá 3, forzados a residir en pésimas condiciones, tranquilos, que la Orden tenía orfanatos también. El asesino en serie de The Room, Walter Sullivan, fue criado ahí. Es en base a su formación religiosa que planea sus homicidios en serie como ritual religioso (21 Sacramentos). La Orden se impone por medio de la violencia a sus miembros puertas adentro, y se dedica al tráfico de drogas para recaudar fondos, a la infiltración de instituciones civiles y el tráfico de influencias puertas afuera. Harry Mason entra con Heather en protección de testigos justamente para evitar a los sicarios de la Orden, teniendo que matar a uno en defensa propia. Los recuerdos de Alessa muestran cómo su madre la maltrataba convencida de que eso la prepararía para poder recibir a Dios en su cuerpo, ritual que requería inmolarla; Heather es una reencarnación de Alessa e irónicamente está forzada a combatir contra Claudia Wolf. Claudia era la única amiga de Alessa, quien tuvo una crianza similar bajo su padre cultista, Leonard. Y de vuelta, todo esto a base de su interpretación puntual de fenómenos que no termina de entender, que logran manipular con conjuros pero que siempre terminan destruyéndolos.

Salvar cuerpos, no almas

Volvamos, entonces, al principio: Silent Hill 3 quiere salvar tu cuerpo, no tu alma, y querer perdonar un “alma” es justamente lo que termina de condenar a Heather (y al jugador, y a la humanidad). Porque, al final de cuentas, ¿qué es un alma más que una grandiosa y muy audaz interpretación de la realidad sin mucha evidencia que la acompañe? La tesis de que las personas tienen algo que perdura más allá del cuerpo (ni siquiera entremos a la pregunta que se cae de maduro acerca de cómo se supone que existe algo que no tiene registro físico), que los define como personas a la vez que es definido por sus acciones luego y que después es juzgado en el tribunal universal es, por lo mínimo, una hipótesis muy audaz. Ojo, máximo respeto, entiendo por qué: “¡Mira a tu alrededor! Mira a esta gente. ¿Ves acaso el sufrimiento e infelicidad del mundo? Su única esperanza es el Jesús Resucitado. […] Yo creé la verdad a partir de lo que la gente necesitaba y creía 4.” 

Si el mundo es, digamos, bastante complejo, es un mínimo consuelo suponer que al menos uno no aportó más a la desgracia o que al menos la redujo, que hay un orden, digamos, y que las buenas acciones que uno lleva a cabo van a ser recompensadas de alguna forma, ¿no?  Y, siguiendo la lógica de Kant o Locke, como el mundo es físico, lo moral pensado como universal debe considerarse metafísico, conceptual, en la intención. Pero es sólo eso: una suposición, un consuelo, una idea por la que vale la pena creer. ¿Vale la pena matar?

Por eso creo que la escena de ¿Te parecen monstruos? y la del confesionario son dos caras de la misma moneda: santificar y exterminar. No digo que Heather matara humanos constantemente durante todo el juego —supongo que los monstruos en su mayoría son sólo eso, manifestaciones del pueblo. Creo que Vincent sólo lo decía para molestarla. Diría que al menos sí mata a Leonard Wolf y que el monstruo que mató a su padre era originalmente un miembro del culto, mas sólo es especulación mía. El punto es que si bien las dos cosas toman en cuenta la pregunta de quién debe vivir y quién morir, quién debe ser salvado y quién no, sólo una está a mano de la experiencia humana, y es matar. Segar pero segar vidas, no salvar almas. Uno puede salvar a alguien de morir. ¿Salvar su alma? ¿Perdonar? Sí, al daño que le hicieron a uno, ¿pero el que uno le hizo a otra persona? Ni siquiera en lo penal: el Estado puede romper excepcionalmente su ley y declarar que no se va a conmutar una pena en una ocasión, pero es excepcional, y el perdón del daño no tiene nada que ver con el sistema penal. 

Incluso con la interpretación que más conceda a las distintas versiones de cristianismo, Heather en todo caso se adjudica un derecho que le es ajeno en términos religiosos: un rabino, o, ni siquiera, alguien que simplemente no tiene instrucción cristiana, no puede dar el perdón religioso. Si Heather diera ese perdón, asume el rol del que está tratando de huir y por ende, admitiéndose como la salvadora de una Iglesia que debería incendiar. A eso me refiero con salvar los cuerpos, no el alma: el alma está sujeta a la opinión, pero el cuerpo no, es una realidad salvable. No hay forma de saber si dando un perdón, hablando, salvás a alguien por la eternidad, pero está confirmado que abortando en ciertas ocasiones se puede al menos salvar una vida de dos y si no, como mínimo solo se “mata” una, en el sentido en que se mata una posibilidad de vida humana pero no un ser humano. No estás matando a ningún sujeto, sino una posibilidad de eso.

Eso en el marco de la opinión, igual, donde, si bien no son todas iguales, no son cosas que uno debe forzar a los demás por lo general. El feminismo no quiere hacer que aborten las religiosas sus embarazos, pero las Iglesias quieren forzar a todas las mujeres a llevar a término sus embarazos. Eso y otras cosas.

 

Referencias:

1 AesirAesthetics, ”The Horror Lost in Translation – Analysing Silent Hill’s Eastern Themes”: https://www.youtube.com/watch?v=LoCH_Vz9uro).

2 Eurothug400, ”The True Horrors of Silent Hill 3”: https://www.youtube.com/watch?v=6-fHL6v_PR4. Tangomushi, ”Silent Hill 3: Exploring Womanhood through Horror”: https://www.youtube.com/watch?v=-BNYDvjAZ5c .

3 Tumbas de indígenas americanos en Iglesias que previamente fueron internados del Estado canadiense: https://www.theguardian.com/world/2021/jun/30/canada-first-nations-unmarked-graves-indigenous-residential-school-british-columbia ; https://www.cbsnews.com/news/canada-residential-schools-unmarked-graves-indigenous-children-60-minutes-2023-02-12/

4 Kazantzakis/Scorsese, The Last Temptation of Christ: https://www.youtube.com/watch?v=poTqVcSgFRE&t=202s

-Nuestra Sangre, Angela Dworkin, Traducción No Oficial, 1976.

-La religión dentro de los límites de la razón, Kant, Alianza Editorial,  1981.

-Genealogía de la Moral, Nietzsche, Alianza Editorial, 2005.

-Carta sobre la Tolerancia, Locke, Alianza Editorial, 2014.

-Emilio o de la Educación, Rousseau, Alianza Editorial, 1990.

-Del Contrato Social, Rousseau, Alianza Editorial, 1980.

-Tratado Teológico Político, Spinoza, Alianza Editorial, 1986.

-Tumbas de indígenas americanos en Iglesias que previamente fueron internados del Estado canadiense: https://www.theguardian.com/world/2021/jun/30/canada-first-nations-unmarked-graves-indigenous-residential-school-british-columbia ; https://www.cbsnews.com/news/canada-residential-schools-unmarked-graves-indigenous-children-60-minutes-2023-02-12/

por Rocco Fregoti